Los arqueólogos y los historiadores son los encargados de investigar el pasado del ser humano. Los arqueólogos analizan sobre todo los restos materiales de la vida cotidiana (cerámicas, herramientas, enterramientos, etc.) y, por ello, son los encargados de investigar las primeras etapas históricas en las que los documentos escritos son más escasos. Los historiadores se dedican al estudio de los acontecimientos y procesos, y analizan tipos de fuentes muy diversas.
•Tipos de fuentes. Los historiadores estudian vestigios de diverso tipo para conocer el pasado: documentos escritos sobre cualquier material (piedra, papel, pergamino, papiro...), restos artísticos, útiles cotidianos, testimonios orales, etc.
•Uso de las fuentes. El trabajo con documentos escritos es muy problemático: hay que descifrar el idioma en el que están escritos, completar con otras fuentes los datos que faltan, comparar fuentes contradictorias entre sí, etc.
Los historiadores necesitan ser muy detallistas y, sobre todo, tener un gran espíritu crítico, pues las fuentes históricas pueden estar manipuladas: muchos gobernantes han utilizado la literatura y el arte para su propia propaganda o se han trucado muchas fotografías.
Por ello, los historiadores deben comprobar la autenticidad de la fuente, tomar sus datos relevantes, conocer su origen para poder interpretarla bien y comparar los datos que se extraen de ese documento con los obtenidos de otras fuentes.
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